La belleza histórica de esta técnica, tiene sus orígenes en la época colonial. Siendo rescatada con el original toque personal de Alberto Morgan, se introduce al mercado un trabajo sumamente sencillo pero con un acabado especialmente interesante.
Inspirada en piezas de museo, se realizó una fusión en la que a los colores básicos de esta técnica, que son los azules y neutros, se les aplica encima un vidriado gris para ofrecer al ceramista una variedad de usos que van desde platos (donde especialmente luce muy bien) hasta piezas religiosas.
Esta técnica se recomienda para la decoración ecléctica, en la que por la similitud de colores se presta para diferentes corrientes de decoración; por lo que lógicamente se ajusta de manera maravillosa a todo lo que embellece lo mexicano.
Finalmente, para entender lo valioso del "Vidriado de Portugal", dos razones le bastan a la gente de la cerámica para percibir la magia de esta técnica: un trabajo sencillo de realizar (una hora), y la elegancia de su terminado.
Limpie la pieza de la forma internacionalmente conocida, esgrafiandola y puliéndola. Hornee a cono indicador 04.
Limpie la pieza con una esponja húmeda para eliminar el polvo residual.
Añejamos nuestra pieza aplicando una mano del color IN-1034 Lakspur utilizando el pincel SB-807 de abanico, deje sacar. Estando seco, retírelo con una esponja sintética húmeda a nuestro gusto. Esto es solo la base para añejar.
Mezcle 3 partes del color IN-1002 Nordic Light con 1 parte de IN-1042 Grey, y utilizando de nuevo el pincel de abanico SB-807 aplicamos dos manos fluidas, dejando secar entre una mano y otra.